Por muchos años se creyó que los diabéticos, en especial los diabéticos de tipo 2, no debían comer ciertas frutas y verduras.
Es más, se pensaba que si por una manzana se expulsó a Adán y Eva del paraíso, los bananos y las uvas, expulsaban a los diabéticos del mundo debido su alto contenido de carbohidratos.
Resulta que eso era un mito, falso, ¡falsa falsedad!
Estudios de distintas universidades en el Reino Unido, California, USA, Singapur y España, indican lo contrario.
Los diabéticos pueden consumir toda fruta y/o verdura, siempre y cuando sea en forma mesurada y bajo ciertas condiciones.
Por ejemplo, si realizas ejercicios físicos muy fuertes, comer un banano después de la actividad física ayuda a reponer carbohidratos y sobre todo, a reponer el potasio que se pudo perder con el sudor. Lo ideal es no comerlo solo, sino acompañado de una proteina o una grasa buena. Esto puede ser una nuez, una cucharada de yogurt, o un trozo pequeño de queso fresco.
Las uvas tienen una historia aparte.
Esa fruta contiene glucosa y fue erradicada de toda dieta para diabéticos por muchos, muchísimos años.
Era un tabú para diabéticos.
Hoy en día, las recomendaciones son distintas. Varios estudios demuestran que la uva ayuda a controlar la resistencia a la glucosa y por tanto, ayuda a pacientes con diabetes tipo2.
El fruto de la vid (así se llama la planta) es rico en flavonas, un tipo de flavonoide que también está presente en arándanos o saucos, en fresas y moras y, posee además, resverastrol. Estas dos sustancias han demostrado ser positivas para combatir la presión alta, bajar el nivel de triglicéridos en sangre y como ya dijimos, nivelar la resistencia a la glucosa.
Obviamente, todo beneficio se anula si comemos grandes cantidades. Hay que medirse. Podemos consumir porciones de 6 a 8 uvas, tres a cuatro veces por semana, y comer poquito también protege el bolsillo, porque la uva es algo cara en nuestro medio.
Aunque son muy ricas, no se deje tentar por las pasas porque tienen una mayor concentración de azúcar y parte de los componentes positivos se pierden en el proceso de secado.
Lo mismo sucede con el jugo, ya que absorvemos más rápido el azúcar. El consumo de jugos aumenta el riesgo de diabetes 2.
Fruta fresca entera o en pedazos, es lo mejor.
Y como siempre decimos, quien mejor sabe de nutrición es el nutricionista y quien mejor sabe de diabetes, es el médico. Consúltelos.