De acuerdo con investigadores de la Escuela de Salud Poblacional de la Universidad de Queensland en Australia, el número de ataques al corazón podría reducirse aproximadamente un 18% si los gobiernos impusieran a los fabricantes de productos procesados restricciones sobre la cantidad de sal que añaden a sus productos.
Los investigadores advierten que comer demasiada sal eleva la presión arterial y coloca a los ciudadanos en riesgo de sufrir ataques de corazón y otras dolencias crónicas que afectan a los recursos en salud pública.
El estudio mostró que cuando las firmas de alimentos redujeron el contenido en sal voluntariamente, los índices de ataques al corazón cayeron aproximadamente un 1%. “Si confiamos en las empresas para que reduzcan voluntariamente el contenido en sal, obtendremos algún beneficio, pero los beneficios de los recortes obligatorios serían 20 veces mayores”, dijo Cobiac, líder de la investigación.
“Cuando es algo tan excesivo, tiene sentido que el Gobierno tome medidas”, sentenció el especialista quien recuerda que esta medida “supone un ahorro para los gobiernos a largo plazo ya que al reducir el contenido de sal en la comida se mejoraría la salud de los ciudadanos y se gastaría menos en atención a pacientes enfermos”.
La investigación también valora la autodisciplina en el consumo de sal, en este sentido muestra que confiar en que las personas las ejerzan “fue el método menos eficaz”, ya que redujo las enfermedades cardiacas en apenas un 0.5%.
Fuente: Revista Diabetes bienestar y salud.